Premiados

24 de diciembre de 2007

Ya lo he manifestado varias veces. Ariel Scher es, a mi juicio, el periodista que mejor escribe de deportes en la Argentina. Es, además, una persona de una extraordinaria bondad y solidaridad. El jueves publicó este profundo y sensible artículo en Clarín. En estas fiestas, quería compartirlo con ustedes, por el espíritu del deporte.

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Felices Fiestas. Felices Fiestas y nada más porque a ellos, a ellos que son gente que tiene que ver con el deporte, no se los premia con otra cosa que con un saludo si es que, de vez en vez, alguien se digna a saludarlos. No se los premia y, a este paso, jamás se los va a premiar. Los premios en el deporte no son para ellos. Mala suerte, larga condena: este es un tiempo de la historia en el que el deporte no premia al deporte, sino a los rendimientos deportivos.

Felices Fiestas y nada de premios para ellos: para los que reivindican divertirse, para los que ayudan a otros en una cancha, para los que no traicionan ni se traicionan, para los que tienen dignidad en la derrota, para los se sienten humanos cuando corren, para los que recuerdan que rebelarse no es cumplir un deseo a costa de embromar al equipo, para los que en cada acto demuestran que al deporte -inclusive al de los que rinden mucho- lo practica gente y no mercadería, para los profesores anónimos de los deportistas anónimos, para los que ni ganan ni ganarán pero insisten en jugar, para los que no se creen importantes porque son notorios, para los que -mejor o peor, en el acuerdo o en la disidencia- trabajan para que haya instituciones, clubes y espacios que rescaten a la vida como una construcción colectiva, para los que conciben que las multitudes que miran deporte no debieran convertirse en colecciones de consumidores estúpidos, para los que se empecinan en que el deporte sea mucho más que la porción sobresaliente de la industria del entretenimiento, para los que no se olvidan de que el deporte es una oportunidad moral, ideológica y política destinada a cosas más valiosas que el primer puesto, por ejemplo ser libres, ser justos, ser felices.

No habrá premios para ellos, pero igual Felices Fiestas. Felices Fiestas y tal vez sea un consuelo saber que todavía algunos de los que reciben premios por rendir mucho tienen más virtudes deportivas que rendir mucho. Felices Fiestas y si no hay premios, que haya un brindis: por los que, gordos o altos, petisos o jóvenes y viejos o flacos, sueñan carreras, ríen goles, abrazan compañeros, derriban individualismos y siempre palpitan jugar. Salud por ellos y para ellos que saben que esas cosas son el mejor premio y que eso es el deporte.

Jorge Búsico