Rugby World Cup 2007

1 de octubre de 2007


Los diarios franceses de hoy hacen foco en lo que no se pudo evitar: el choque de les blues contra los All Blacks en los cuartos de final, en Cardiff. Pero, aunque con menos espacio, claro, resaltan la gran actuación de Los Pumas. Quizá el mayor elogio haya partido de una editorial de Le Figaro en la tapa de su suplemento deportivo. Allí, no sólo destaca la defensa de los argentinos, sino su "apetito feroz". Y señala que Los Pumas son junto a los All Blacks "los prototipos del rugby moderno". Concluye: "El ejemplo a seguir".

Los Pumas, que hoy y mañana tendrán día libre en París, han pateado el tablero internacional. Aquí están, como señaló Marcelo Loffreda en la conferencia de prensa de ayer posterior al enorme triunfo ante Irlanda. Demostraron ser un equipo serio, consciente de sus posibilidades, respetuoso de su modo de vivir este deporte, forjador de sus sueños. Llegaron acá a jugar partido por partido, y no se traicionaron ni aún en los momentos de mayor euforia. Tuvieron corazón, cabeza y juego. Por eso ya están en los cuartos de final. Por eso van por más, como anunció el capitán Agustín Pichot.

Los Pumas son un equipo, se reitera. Un equipo en serio. Y ahí está buena parte de la clave. Un equipo con excelentes individualidades, pero un equipo. Con treinta, más todo el staff, que tiran para el mismo lado. Que están convencidos de lo que quieren y de lo que pueden.

En esto, el capitán es fundamental. Siempre los grandes equipos tuvieron grandes capitanes. Es por donde se comienza. La historia lo refleja con los campeones mundiales: David Kirk en los All Blacks del 97, Nick Farr-Jones en los Wallabies del 91, Francois Pienaar en los Springboks del 95, John Eales en Australia del 99 y Martín Johnson en Inglaterra del 2003. Pichot ya está al nivel de ellos.

El medio scrum está en todos los detalles. Ha peleado más que nadie para que la Argentina sea considerada en el ámbito del International Rugby Board (IRB). Ha luchado para que Los Pumas pudiesen tener una preparación acorde para este Mundial. Es que el que habla en los entrenamientos, el que habla adentro de la cancha, el que marca hacia dónde hay que ir. Su serenidad y madurez, además de su talento, claro, fueron claves para mantener siempre al equipo en su estado natural. Es, claro, el más expuesto, la gran figura del marketing, pero es, ante todo, el capitán de Los Pumas.

Inmediatamente atrás se encolumnan los otros referentes, los que ya transitan su tercer Mundial. Gonzalo Longo, el subcapitán, Felipe Contepomi, Mario Ledesma, Ignacio Fernández Lobbe. Los que ya llevan varios años jugando en el profesionalismo pero que nunca olvidaron sus orígenes amateurs. Son los que bajan la línea a los que vienen de lo que significa la historia Puma. Dentro y fuera de la cancha. Hay que agregar también a Rodrigo Roncero y Martín Scelzo.

Y los más jóvenes, el grupo de la Sub 23. Los que dibujan el futuro. Con un crack de otra dimensión como Juan Martín Hernández a la cabeza. Con un futuro capitán como Juan Fernández Lobbe. Con Pumas que seguirán haciendo historia como Patricio Albacete, Juan Leguizamón, Gonzalo Tiesi, Esteban Lozada, Alberto Vernet Basualdo.

Porque, además, este equipo tiene la grandeza de haber llegado hasta donde está hoy también con jugadores que actúan en el amateurismo: Nicolás Fernández Miranda, Horacio Agulla, Manuel Contepomi, Hernán Senillosa, Federico Serra.

También en esta historia que todavía no terminó hay que rescatar al cuerpo técnico. El francés Tomas Castaignade dijo, por ejemplo, que Marcelo Loffreda es el mejor entrenador del mundo, por encima del neocelandés Graham Henry y del sudafricano Jack White, nada menos. El Tano sabe como pocos qué es ser un Puma. Fue un jugador emblemático, es un entrenador que no deja un detalle al azar. Pero lo más importante fue la comunión que logró establecer con Pichot después de los desencuentros del Mundial anterior. El capitán siempre le reconoce sus méritos ante la prensa internacional y él, ayer, le dedicó una frase emocionante: "Agustín no se fija en las estadísticas, juega cada partido como si fuese el primero".

Y Daniel Baetti y Diego Cash, que también saben lo que es ser un Puma. Y el inglés Les Cusworth, aportando toda su sabiduría desde el análisis. Y el resto del staff tan unido como cuando se abrazan al igual que los jugadores en el himno. Y el acierto de la tan vapuleada dirigencia de ir a prepararse físicamente a Pensacola.

Los Pumas están brindando un mensaje de rugby. Muchos, seguramente, seguirán sin oírlo. Pero su corazón es, sin dudas, mucho más grande que el negocio.

Autor:
Jorge Búsico
Para La Nacional