Rugby World Cup 2007 Gracias Pumas

15 de octubre de 2007

“No estén tristes. Se han ganado al mundo”. Encuentro este mensaje ni bien prendo la computadora y antes de ponerme a escribir. Me lo envió Julián Méndez, un periodista español que hoy publicó una extensa nota sobre el rugby argentino en el diario El Correo de Bilbao. No sé si Los Pumas se ganaron a este mundo rugbístico tan hóstil hacia ellos. Sí, definitivamente, se ganaron los corazones de los argentinos y de muchísimos en otros rincones del planeta. De aquellos que integran el ambiente del rugby y de aquellos que lo ven por primera vez. Es que Los Pumas hoy han sido grandes en la derrota. Cayeron de pie. Y eso es lo que los hace más grandes todavía. No queda otra que decirles Gracias, como ustedes también lo han dejado en los comentarios, madrugándose a esto que no será un análisis del partido.

Si emocionaron lágrimas y la fiereza en cada himno, si conmovió la actuación épica ante Francia, si se gritó hasta sacarse las ganas en el triunfo contra Irlanda, si se vivió un acontecimiento histórico frente a Escocia, hoy Los Pumas nos atraparon definitivamente con sus lágrimas. Porque ellos soñaban con que se podía. Soñaban con jugar la final del Mundial con Inglaterra. Tan enorme es este equipo que jamás se conformó por haber logrado el gran objetivo, que era alcanzar las semifinales.

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Por eso cuando Agustín Pichot lagrimea en la conferencia de prensa al decir “Hicimos todo lo posible, pero no pudimos”, dan ganas de ir a darle un abrazo. Ese abrazo gigante que le han brindado millones de argentinos, agradecidos por lo vivido en estas cinco semanas increíbles. Y si allá lo pasaron por televisión, seguramente todos habrán tenido ganas de llorar cuando Pichot y Juan Martín Hernández se fueron hasta atrás de un cartel de publicidad para romper en llanto. Igual con los Fernández Lobbe o con Juan Leguizamón.

Lo más lógico era perder este partido porque se enfrentaba a una potencia que venía tan afilada como Los Pumas. Además, perder es una de las posibilidades que ofrece este juego, y así se acepta. Simplemente fue un día en lo que casi nada salió bien. O mejor dicho, en el que se falló en los aspectos en los que se podía vulnerar a los Boks. No se usó bien el pie y hubo errores en el manejo de la pelota. De cuatro fallas de estas vinieron los cuatro tries y 28 puntos de los sudafricanos. Dos intercepciones (una letal a Felipe Contepomi cuando se jugaban sólo 7 minutos y Los Pumas espeban dominando en todos los aspectos del juego, y otra en los últimos 10 desprolijos minutos, a Hernández) y dos pérdidas de pelota (una Gonzalo Longo y la otra el mismo apertura). Tampoco se rindió en el line, donde se perdieron ocho envíos. Dolió, además, la tarjeta amarilla a Felipe. Fue innecesaria, pero también los Springboks ya habían cansado con las inumerables infracciones de Schalke Burger y, sobre todo, con el tackle al cuello que un minuto antes recibió Hernández del ala Juan Smith. Se rompió el saludable invicto en ese rubro.

“Fuimos víctimas de nuestros propios errores, sobre todo en el segundo tiempo”, dijo Marcelo Loffreda, a quien la procesión siempre le va por dentro. Fue exactamente así, porque Los Pumas dominaron a los Springboks en el scrum, en el maul, tuvieron mayor control territorial y también ganaron la batalla de los tackles, con un porcentaje bien alto: 90.9 por ciento.

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De todos modos no terminó esta fantástica aventura. Queda el partido por el tercer puesto, el viernes a las 21 de acá, las 16 de la Argentina, en el Parque de los Príncipes. Vale recalcarlo cuantas veces sea: Los Pumas terminarán al menos entre los mejores cuatro del mundo. Una verdadera hazaña. La final quedará para ingleses y sudafricanos. Ambos van por su segundo título del mundo. Será el sábado, a idéntica hora, pero en el Stade de France.

No habrá modo de hacerle entender a Pichot y al resto que ya habían hecho suficiente en este Mundial. Pero así son los grandes del deporte. Quieren más. Sueñan con más pese a todas las desventajas que afrontan. Y no hay nada más lindo que permitirse soñar. Ahí también dieron un ejemplo.

Vendrán ahora tiempo de otros análisis. De qué se hace con el rugby argentino desde la semana que viene. ¿Habrá serenidad, sensatez e ideas para aprovechar este momento único? Ojalá.

Ya estamos en el lunes de París. Los Pumas están reunidos con sus familias y amigos en el Grand Barriere de Enghien les Bains, donde prepararon este impacto al mundo. Gracias de nuevo. Chapeau Pumas, chapeau.

Autor:
Jorge Búsico
Para periodismo-rugby